El pasado mes de julio, mediante el Decreto Supremo N° 003-2016-MC, se aprobó el Plan Nacional de Desarrollo para la Población Afroperuana (PLANDEPA), un instrumento de política pública que busca garantizar la atención de las necesidades de dicho sector en condiciones de equidad y libres de discriminación. A propósito de ello, conversamos con Susana Matute, Directora de Políticas para la Población Afroperuana sobre los restos que esto significa y los resultados que se esperan obtener.
¿Qué significado histórico tiene para la población afroperuana y para el Perú en general que finalmente se haya aprobado el Plan de Desarrollo de la Población Afroperuana - PLANDEPA?
En razones de lo que la población afroperuana podría esperar es un acto de justicia. Si hacemos un poco de historia, después de la abolición de la esclavitud no es hasta estos últimos 20 o 30 años que se ve una acción de justicia y reconocimiento. Después de 160 años de firmada la abolición de la esclavitud, probablemente es el segundo acto que el Estado tiene para empezar a proponer y trabajar acciones que hagan que la población afrodescendiente se mueva de este círculo de pobreza y de invisibilidad en el que estamos respecto al resto de la población. Uno de los objetivos es la promoción del derecho a la igualdad y no discriminación.
¿Cómo se debe enfrentar esta problemática a partir de la aprobación de dicho Plan?
Atender a la población afroperuana no beneficia exclusivamente a esta población; beneficia a todo el pueblo peruano porque no puedes tener alguna parte del todo que sea marginal, que no se sienta integrada dentro del desarrollo, que no se sienta reconocida ni valorada y que además es subvalorada. No puedes hablar de un orgullo de población peruana cuando una parte de los peruanos se siente invitada, invasora o invasiva dentro del desarrollo del país. Por eso, en primer término, tenemos que empezar a vernos así, como que esto no nos beneficia exclusivamente a nosotros, sino todos. Esto nos lleva a un proceso de reeducarnos, de decodificar constructos que por años hemos ido validando y que han sido más bien plataforma de defensa de algunos, pero no construcción del discurso de todos.
Esta reeducación pasa por que volvamos a autodefinirnos, ver qué del otro está en nosotros y qué de nosotros está en el otro, esta cuestión básica de la alteridad: cuánto es tuyo, cuánto es mío, cuánto es nuestro. Eso pasa por desarrollar campañas y nuevos estilos de comunicación. Hasta hace un tiempo usábamos términos, palabras y frases en los cuales la gente no se detenía mucho a reflexionar sobre lo que decía; después hubo una campaña muy intensa sobre los términos y palabras que suelen ser prejuiciosos y, por lo tanto, discriminadores. Ya no se trata solo de decir “no uses esto”, “no digas esto”, sino que además reflexiones por qué no esto y por qué no lo otro. Es un proceso que debe ser permanente. La población afroperuana no suele ser considerada parte de la identidad del Perú, a diferencia del indígena, aunque también es víctima de discriminación. Es tan potente lo que desarrollamos en nuestro lenguaje y vocabulario común que cuando usas el término ‘intercultural’ todos lo asocian con lo indígena, pero cuando usas el término ‘discriminación’ todos los asocian con el afroperuano. Es una demanda inmediata que hagamos la construcción de las dos cosas.
Cuando hablas de interculturalidad estamos hablando de todos: indígenas, afroperuanos, asiáticosperuanos, etc. Y cuando estás hablando de discriminación también estás hablando de todos. Estamos tan esquematizados y el sistema nos lleva tanto al ejercicio discriminatorio y discriminativo que usar cualquiera de los dos términos te polariza con un sector de la población. Entonces, ¿dónde quedan los musulmanes nacidos en este país? La interculturalidad no se basa solo en el origen étnico o la lengua, sino también en la religión. Esos serán elementos que tendremos que incorporar. Lo mismo en el ejercicio de la discriminación. Desde 1940 que no se incluye en los censos la variable étnica. Esto cambiará el próximo año y responde al objetivo de la visibilidad estadística.
¿Por qué es importante conocer dónde están y cuántos son?
La inclusión de la variable étnica en el sistema estadístico nacional implica visibilizarte numéricamente, cuanti y cualitativamente. Todo eso te permite levantar el censo y si no puedes ver todo, te conduce a estudios más especializados. Además, algo que sí demandan los estados modernos es saber quiénes son, cuántos son, dónde están y cómo están para tomar decisiones respecto a políticas públicas que sean culturalmente pertinentes, políticamente apropiadas y que respondan a las demandas que la población quiere. Otro aspecto potente de la visibilidad estadística es que te permite visibilizar los procesos. Una cosa es tener el PLANDEPA, pero qué funcionario lo va a desarrollar, qué funcionarios preparados tenemos. Por eso, saber cómo está la gente en las distintas regiones te da la llave para que puedas proponer especialistas o demandar la contratación de técnicos para implementar el Plan y poder resolver las necesidades que la gente tiene.
¿Cuáles son las instituciones públicas con las que se debe trabajar con mayor énfasis para poder sacar adelante el PLANDEPA?
Los sectores directamente involucrados con el PLANDEPA son Educación, Salud, Relaciones Exteriores, Trabajo, Justicia, Cultura y Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMPV). En algunos ya hay iniciativas, como en Salud, Educación y MIMPV, pero es cierto que no han pasado al reconocimiento de una instancia especializada para la atención de la población afroperuana en dichos sectores. Pueden tener iniciativas, pueden estar haciendo algo, pero no tienen una dependencia que se dedique al asunto. Tampoco se reconocen direcciones o áreas que se encarguen de esto. El más próximo puede ser Salud, pero tampoco lo tiene reconocido como tal. Es pensar que el Estado, en todas sus instancias y en sus grados lo ejecuten. Esto se debe reflejar en la asignación de presupuesto. Lo mismo en los gobiernos regionales y locales. Con esto la población se va a sentir valorada e incluida. El PLANDEPA es un tercer instrumento que, junto con el EEPPA, el Mapa Geopolítico de la Población Afroperuana, se convierte en referencia sobre la realidad de esta población.
¿Qué aporte distintivo ofrece el PLANDEPA respecto a sus antecesores?
El PLANDEPA es un punto de quiebre respecto a cosas que en esta gestión han venido ocurriendo. Efectivamente, respecto a la invisibilidad estadística, el EEPA se convierte en un instrumento fundamental. Pero antes del EEPA las demandas en general toman forma a través de las Orientaciones. Salió el Decreto de Interés de las Necesidades de la Población Afroperuana, que concretiza lo que decía la 027 (cuáles eran los grupos que debían ser atendidos prioritariamente) y el 010 (el perdón histórico), pero todos estos elementos van dándole base y fundamento a un marco jurídico. El PLANDEPA es ejecutivo: son acciones concretas que hay que realizar y objetivos concretos que tenemos que cumplir. Cada sector se tiene que hacer responsable de un levantamiento de base que no existe para la población afroperuana o que si existe es tan insignificante que necesitas darle más insumos. El PLANDEPA no tiene marco jurídico ni declarativo; es técnico, es político, se tiene que trabajar concretamente para resolver necesidades. La aprobación del PLANDEPA se enmarca en el Decenio de los Afrodescendientes (2015-2024).
Con ese instrumento, ¿qué se espera para el 2024?
Además de la visibilidad estadística buscamos educar niños, niñas y adolescentes con pertinencia intercultural. Asimismo, un reto que tiene es que culminada la educación básica regular los afroperuanos accedamos y culminemos la educación superior. Niños, hombres y mujeres atendidos en temas de salud también de manera pertinente. Hay una lista de enfermedades que son conocidas, pero también hay otras que no y por lo tanto no son atendidas de manera apropiada. Esas serán las cosas de las que al término del decenio debemos estar atendiendo porque este plan tiene 3 años y medios de vida (va hasta el 2020) y nos permitirá levantar líneas de base para futuros planes nacionales de desarrollo con el carácter que tiene este. Nos permitirá tener otros sectores involucrados con la necesidad de atender a la población afroperuana. Nos debe encontrar también con puertas abiertas e institucionalizadas de los diferentes sectores involucrados con la atención a la población organizada. Un comité que esté monitoreando y evaluando lo que debe ser el PLANDEPA. Nos tiene que encontrar, como última meta, con un Ministerio de Economía y Finanzas que esté desembolsando presupuesto para alcanzar los objetivos. Y también nos debe llevar a tener una población totalmente empoderada con su plan.
¿Cuál es su reflexión respecto a lo que se viene para la población afroperuana a partir del PLANDEPA? ¿Lo ve con optimismo?
Debo confesar que esto recién comienza. Ya estamos trabajando en la implementación del Plan, en la identificación de actores. En este comienzo nos encontramos con dificultades que tenemos que ir venciendo para ir acercándonos a las metas que tenemos que cumplir. Yo sí creo. Hay que agradecer a los que se fajaron por que esté. Hay retos muy concretos, pero también más amplios. Nos gustaría ir pensando en cátedras universitarias, en hacer alianzas con universidades para que hagan investigación, con la cooperación internacional, motivar a la gente para que dejemos ser tomados como asunto de moda. Estoy emocionada y preocupada, pero optimista mucho más.