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  • Escrito por: Armando Mendiburu Mendocilla con la colaboración de Frank Hurtado

    1. INTRODUCCIÓN

    Las epidemias siempre han devastado a la humanidad; los seres humanos reaccionan a sus impactos con conductas que van desde el pánico y la desesperanza, hasta la agresión y la violencia. Asimismo, desde diferentes racionalidades y contextos, se han ensayado explicaciones profusas y diversas sobre el origen, evolución, término y consecuencias de las epidemias.[1]

    El presente documento, escrito en el período de emergencia,[2] pretende visibilizar posibles manifestaciones racistas suscitadas por las epidemias. Si bien es cierto que en situaciones “normales” también se dan prácticas racistas, en circunstancias de epidemia el mismo racismo se suscita y exacerba con rasgos distintos. Justamente, por esta razón, se asumió la tarea de analizar el núcleo de dos teorías que se postulan como plausibles para abordar el racismo en situaciones de epidemias, nos referimos a la teoría del estigma social y a la teoría del chivo expiatorio. 

    Como es de suponer, la mayor parte de la “historia” de las epidemias se ha perdido con el correr de los siglos, de forma que hoy solo se pueden conocer algunos episodios e intuir otros; sin embargo, ellos son suficiente para proponer que estas presentaciones “anormales” de una enfermedad tuvieron causalidades naturales o sociales en inevitable interdependencia. Es decir, fueron producto de mutaciones, readaptaciones, transferencia zoonótica en determinadas condiciones de vida, destrucción del hábitat, urbanismo, migraciones; de forma que una enfermedad, que pudo haber sido endémica[3] en un determinado espacio, adquiere inusitada prevalencia o enferma a más individuos de lo habitual, o bien, una enfermedad que pudo ser inexistente hasta ese momento, aparece como un padecimiento nuevo, emergente. En ambos casos se trata de una epidemia.[4]

     

    Racismo y discriminación durante las epidemias en el Perú

    La primera manifestación de discriminación étnico-racial ocurrida en el Perú se dio en la Colonia cuando, a raíz de la introducción de una serie de enfermedades nuevas, se hizo poco por impedir el contagio y muerte de millones de indígenas. Si bien las epidemias también afectaban a los españoles, esto se daba en menor medida porque ya tenían anticuerpos para esas enfermedades. Es más, se puede afirmar que los conquistadores fueron conscientes de que las epidemias, que padecieron principalmente los indígenas y los esclavos africanos o sus descendientes, fueron sus mejores alidadas para terminar de asentar el régimen colonial, al reducir la resistencia indígena. Leyendo a Cordero del Campillo (2001); Baldomero (2012); Guerra (1988) y Valdez (2012) se puede concluir el rol facilitador que tuvieron las epidemias importadas por los europeos en el éxito de la conquista de América, es decir, fue en parte gracias a estas epidemias que los españoles lograron implantar su dominio.

    Cueto (2000) refiere que, en la época republicana, la mortalidad por la gran epidemia de peste bubónica que azotó Lima en 1903, presenta marcadores diferenciados por grupo étnico; por ejemplo, según la información de los diferentes lazaretos, mientras que solo 31% del total de personas de rasgos europeos enfermas murieron; en el caso de los indios murió el 50% de los que enfermaron y el 92% de chinos que contrajeron la enfermedad. 

    Otra muestra de discriminación étnico-racial en esta epidemia, señala el mismo autor, fueron los procedimientos que se implementaron para controlar a los pasajeros de los trenes, que incluían las siguientes recomendaciones: con los pasajeros de primera clase (sobre todo personas de fenotipo occidental, pertenecientes a grupos de poder), la inspección médica sería rápida para evitarles molestias, y en el caso de las mujeres de primera clase las medidas de control se limitarían a examinar el aspecto exterior, el estado de la lengua, el pulso y la temperatura; con los pasajeros de segunda clase, también se recomendaba proceder evitándoles todo tipo de molestias; en los pasajeros de tercera clase se consideraba que sería común encontrar enfermos, por lo que se recomendaba una mayor vigilancia, con inspecciones más exhaustivas y con mayor detenimiento. 

    Igualmente, a raíz de esta epidemia, los chinos, confinados en viviendas completamente insalubres y sometidos a regímenes de semiesclavitud, fueron inculpados de haber traído la enfermedad y sometidos a todo tipo de vejámenes; sin embargo, se sabe que los primeros casos no tuvieron portadores chinos. 

    En relación con la epidemia de la malaria que atacó los valles de la costa, afectó sobre todo a los indígenas que migraron para trabajar en haciendas y plantaciones; las autoridades, consideraron que la enfermedad era un proceso natural de adaptación de la gente procedente de la sierra (indígenas), lo cual generó muchas muertes y sufrimiento. Incluso, muchos hacendados pensaban que la mayoría de maláricos eran indígenas y que este rasgo era muestra de su debilidad racial. 

    Durante la epidemia de peste bubónica que afectó al Perú a comienzos del siglo XX, recrudeció el discurso antichino, que llegó incluso a ataques físicos; mientras que la epidemia del cólera de 1991 se asoció con la pobreza, la migración rural y las costumbres, en tanto que se eximió a las verdaderas determinantes de la enfermedad: las condiciones sociosanitarias de la población. 

    En la presente pandemia de COVID-19 se pueden apreciar múltiples muestras de racismo; al respecto, en un reciente documento de trabajo (Alcázar 2020), se identifican diversas expresiones racistas, tales como:

     

    “Los pobres, los cholos, los ignorantes, no entienden y no acatan las órdenes del gobierno” [sobre la emergencia].

    “Los pobres, los cholos son más sucios y son más susceptibles de enfermarse” [de coronavirus]

    “No te acerques a ningún chino ni venezolano y ni a ningún europeo, ellos son los que tienen el virus”

    “¿Sabían que los animales no pueden contraer coronavirus? Ah, con razón en Piura y la selva hay pocos casos”

    “18.000 detenidos, cholos de m… todas esas personas que viven en SJL, VMT, Ate Vitarte, ¡muéranse serranos!”

    “Si viviéramos en 1840-1850 tú serías mi esclavo. Pero como ya no vivimos en esas épocas, resulta que los negros son los que dicen que hacer”

     

    En síntesis, el fenómeno de la discriminación étnico-racial durante las epidemias surge desde la guerra de conquista, se extiende a lo largo del régimen colonial y se le puede observar a lo largo de la vida republicana y hasta la actualidad, no solo por las concepciones predominantes sobre las personas propensas a padecerlas (por ejemplo, al sostener que la malaria era un mecanismo de adaptación de los indígenas al clima de la costa); sino, también, por las diferentes tasas de ataque de la enfermedad a los distintos sectores en razón de sus condiciones de vida y acceso a los servicios de salud; o finalmente, las medidas diferenciadas que se tomaron frente a estos episodios, en relación con los diferentes sectores sociales, las cuales se tradujeron en la desatención los sectores históricamente discriminados. Otra observación importante es que el racismo es un fenómeno que determina las condiciones de vida y, en muchos casos, las mismas posibilidades de vivir.

     

    Conclusiones

    A lo largo de diversas pandemias que han azotado al mundo en general y al Perú en particular, se han registrado situaciones de racismo y discriminación; las cuales se generaron a raíz de la búsqueda de un “chivo expiatorio” sobre el cual fuera posible descargar la culpa de los males sociales. Generalmente, esta culpa recaía en personas o grupos de personas previamente estigmatizados y discriminados.

    En la actualidad, gran cantidad de discursos racistas o discriminatorios circulan libremente en las redes sociales; y muchos de estos son registrados por medios de prensa de alcance nacional e incluso global, toda vez que son accesibles a través de Internet. Se visibiliza, entonces, la necesidad de impulsar normativa que permita la identificación de quienes difunden estos discursos, para su posterior sanción por las vías correspondientes y sobre todo, es necesario implementar una persistente labor educativa que permita desaprender los prejuicios y estereotipos que nos han inculcado a lo largo de nuestra vida. 

    Se hace necesario construir discursos que favorezcan la diversidad y rebatan los argumentos de los discursos racistas y discriminatorios; estos deben difundirse a través de las redes sociales, medios de prensa, escuelas, universidades, centros laborales, entidades del Estado, organizaciones de la sociedad civil, para llegar a la mayor cantidad de público posible, para contrarrestar lo que pudiera ser una tendencia estigmatizadora hacia grupos específicos de la sociedad.

     

    Notas

    [1] Epidemia es cuando los casos o brotes de la enfermedad sobrepasan lo normal; pandemia es cuando un brote epidémico rebasa las fronteras de un país y afecta a varios a países o a todos, como es el caso del coronavirus COVID-19.

    [2] “Declárese el Estado de Emergencia Nacional por el plazo de quince (15) días calendario, y dispóngase el aislamiento social obligatorio (cuarentena), por las graves circunstancias que afectan la vida de la Nación a consecuencia del brote del COVID-19” (Decreto Supremo N° 044-2020-PCM, de fecha 15 de marzo de 2020); “Prorrogar el Estado de Emergencia Nacional declarado mediante Decreto Supremo N° 044-2020-PCM, ampliado temporalmente mediante los Decretos Supremos N° 051-2020-PCM, N° 064-2020-PCM, N° 075-2020-PCM, N° 083-2020-PCM y N° 094-2020-PCM; y precisado o modificado por los Decretos Supremos N° 045-2020-PCM, N° 046-2020-PCM, N° 051-2020-PCM, N° 053-2020-PCM, N° 057-2020-PCM, N° 058-2020-PCM, N° 061-2020-PCM, N° 063-2020-PCM, N° 064-2020-PCM, N° 068-2020-PCM, N° 072-2020-PCM, N° 083-2020-PCM y N° 094-2020-PCM a partir del miércoles 01 de julio de 2020 hasta el viernes 31 de julio de 2020, por las graves circunstancias que afectan la vida de la Nación a consecuencia del COVID-19” (D. S. N.° 116-2020-PCM, de fecha 26 de junio de 2020).

    [3] Endémica, es cuando una enfermedad se ha instalado en un determinado territorio.

    [4] Los especialistas no siempre coinciden respecto de las fechas y el número de víctimas que ha ocasionado cada gran epidemia; por ello, en el presente documento, cuando se refieren datos relacionados con este aspecto, se han preferido aquellos en los que se notan mayores consensos. Los principales autores que han servido de referencia son Edmundo Fayanas, Frank Snowden, Luis Suarez, Roberto Briceño, Enrique Gozalles Cravioto, inmaculada García, América Molina del Villar, José Luis Betrán Moya, Matías Alinovi, Laura Spinney, Víctor Tovar, Cristina Rius, Andrés Sáez, la OMS, entre otros.

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  • Discriminación étnico-racial en Epidemias.pdf
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